En lo primero que pensamos cuando hablamos de daños tras sufrir un accidente es en lesiones físicas o daños materiales pero ¿y el daño psicológico?

Tras sufrir un accidente de tráfico se producen una serie de circunstancias para la que no estamos preparados psicológicamente. Va a depender de cada persona y del tipo de accidente el como nos afecte este fatal imprevisto.

En lo primero que pensamos cuando hablamos de daños es en las lesiones físicas y daños materiales pero una valoración completa incluiría cualquier hecho traumático. Incluso a veces pueden desencadenarse consecuencias psíquicas más graves que las secuelas físicas. 

Un accidente de tráfico puede provocar un trauma de los conocidos como inminentes, sufrido por la propia víctima, o bien por otras personas involucradas. En ocasiones, los propios testigos de accidentes también sufren este perjuicio.

¿Qué es el daño psicológico?

El daño psicológico puede entenderse como el deterioro de las funciones psíquicas de la víctima producido de forma súbita e imprevista. Entre las más relevantes pueden encontrarse: 

  • El daño psíquico secundario a lesión cerebral
  • El daño psíquico secundario e impacto emocional con sus neurosis
  • Trastornos de Estrés Postraumático

Estos trastornos no pueden estar catalogados dentro de un tipo de accidente ya que, cada persona puede reaccionar de forma distinta ante una misma situación. Es por ello que el daño psíquico se evalúa atendiendo a las particularidades de cada víctima y de sus circunstancias personales. Es por esto mismo que la intensidad del accidente no influye directamente sino que va a depender del umbral o nivel de tolerancia que tenga cada persona.

Este impacto psicológico se agrava o aumenta cuando en el mismo resultan afectados menores de edad, siendo estos los más vulnerables.

La inminencia de un accidente de tráfico

Un choque inesperado en la vida de cualquier personal puede resultar traumático. Se hace difícil encajar las consecuencias de la noche a la mañana y asumir una situación que quedaba lejos de imaginar.

Las víctimas tras padecer un accidente pueden volverse mucho mas sensible, llegando a sufrir síntomas que los psicólogos denominan como síndrome de estrés postraumático. Todos estos síntomas pueden desencadenar en revivir el accidente como si sucediera de nuevo, hiper-excitabilidad, pesadillas, inquietud o miedo a que vuelva a repetirse. 

Entra las consecuencias más graves también se encuentra la perdida de un ser querido en accidente de tráfico. Se trata de una muerte “imprevista” a la que es muy difícil hacerle frente. 

El artículo 36 del Baremo habla del derecho a terapia psicológica que tienen los familiares de grandes lesionados en los siguientes términos:

| Excepcionalmente, los familiares de víctimas fallecidas mencionados en el artículo 62, así como los de grandes lesionados, tienen derecho a ser resarcidos por los gastos de tratamiento médico y psicológico que reciban durante un máximo de seis meses por las alteraciones psíquicas que, en su caso, les haya causado el accidente.

Las conductas más frecuentes tras sufrir un accidente de tráfico

Las actitudes más frecuentes que se padecen tras esta fatal consecuencia tras un accidente de tráfico son la negación de la pérdida, la no aceptación, y la tristeza, que en muchas ocasiones terminan derivándose en una depresión.

Estas consecuencias psicológicas pueden resultar graves, llegando incluso a modificar la actitud de estas personas ante las cosas cotidianas.

Un estudio realizado por la Federación Europea de Víctimas de Tráfico dio como resultado que la gran mayoría de las secuelas psicológicas pueden ser increíblemente variadas: problemas para dormir, dolores de cabeza, pesadillas angustiantes, stress, falta de interés, pérdida de confianza en sí mismo, ataques de ansiedad, depresión, fobias, trastornos alimenticios, ira, resentimiento y sentimientos suicidas. 

Cuando el accidente deja secuelas físicas importantes las consecuencias psicológicas también lo son, sobre todo cuando éstas alteran la vida cotidiana de la víctima y provocan una incapacidad para atender todo lo que venía realizando con anterioridad al siniestro.

Las consecuencias más graves de un accidente de tráfico a veces, no son solo aquellas que se ven.

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